viernes, 4 de junio de 2010




Opuestos, colores opuestos, direcciones opuestas.
Ejércitos enemigos descansan en sus eles.
Opuestos, desafiantes, estratégicos,
certeros, esquivos, sangrientos.
en medio del campo de batalla, ¿qué no harían por devorarse,
por eliminarse el uno al otro,
si la vida del señor, de su reina, están en juego?
Vasallos fieles, equina sumisión, al arma.

Desde afuera... cuadraditos de colores,
negros y blancos, pero podrían haber sido
diferentes si en la mecánica reproducción se colaban mariposas...
Desde afuera, muñequitos de plástico,
tan chiquitos en una mano... tan frágiles...
Si se miran, ¿se aman?
Yin y el yang, ¿se complementan?

Hermosos caballitos, juguetones, entretenidos,
bailan sobre escaques en el movimiento más original y divertido.
Se esquivan, se adelantan con música rusticana o sonidos casi azarosos.
Danzan la alegría, la picardía, la suerte, la atención,
hasta que salen y esperan, riéndose bajito y alentando por su rey,
la próxima partida.

Blanquito mío, ¿querés a esta negrita, no para que te coma, no para que te elimine,
para que te complemente y te acompañe en tu crecimiento,
hasta que la muerte nos separe?