sábado, 18 de agosto de 2012

APRENDIENDO COREANO ~: Nivel 1 Lección 18

APRENDIENDO COREANO ~: Nivel 1 Lección 18: En coreano ya sabes que hay partículas que son usadas para marcar el rol de algunos NOMBRES. Ya hemos aprendido a usar las partículas de t...

domingo, 29 de enero de 2012

En esta sombra éramos dos.
Cambiaban nuestras texturas el asfalto, la lluvia, la brea, la arena. El mar. Los puentes, los pastos, los sapos, las flores.
Cambiábamos con el sol, la luna, el tendido eléctrico, el fuego, la pirotecnia.
Éramos más largos o cortos, ondulados, ríspidos.
Crecíamos hacia donde el sol o las luces pasajeras querían.
Recuerdo un día en que éramos muy largos, tendidos hacia adelante. A medida que caminábamos nos íbamos acortando. De a poco nos dejábamos detrás. Y volvíamos a crecer tendidos hacia adelante.
Éramos dos. Diferentes siempre, una sombra más alta que la otra, una sombra con pantalones más anchos que la otra, una sombra más musculosa, una sombra con pelo más largo.
A veces nos cortábamos en un puente, y no continuábamos hacia el agua.
A veces nos cruzaban hormigas, o interrumpíamos el paso de un charquito.
Éramos dos, en un mismo dibujo.

Qué difícil es ver hoy mi sombra sola.
Aunque la encuentre hermosa, alta, delicada, con el juego de las luces entre los colores de la gasa de los volados.
Aunque esté formada por rosas abiertas y perfumadas.
Aunque la alimente la luz de la luna.
Qué triste sombra la de una cabeza sola.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Comeres

El hambre.
Dios creó los seres, pero les dio necesidades. Cagamos y ensuciamos, pero a la vez fertilizamos. Somos débiles y nos necesitamos unos a otros, pero eso nos hace unirnos y crecer como sociedad. Dormimos por las noches y con eso dejamos de contaminar con nuestros ruidos y descansamos nuestros cuerpos y cerebros en esa maravillosa comunión química entre luz vida, noche y muerte, silencio y descanso -más allá de que algunos calores maten y algunas noches vivifiquen-.
Pero el hambre.
Por el hambre nos destruimos. Necesitamos comernos a otro. Más débil y chiquito o con menos tecnología. Establecemos esta primera jerarquía por la cual nos diferenciamos entre seres, gracias al hambre. Come primero el más fuerte. Matamos, eliminamos posibilidades de existencia, de disfrute, de penar, de vida, por hambre. Desde plantas y vacas hasta hombres atacados en la calle por un celular. Desde huevos hasta abortos por imposibilidad de mantener una familia.
Con lo que sobra nos vestimos. Pero no es para vestirnos que matamos. Si nos hubiésemos acostumbrado al frío y al calor, si no hubiésemos tenido que identificarnos y demostrar nuestros triunfos como cazadores o artesanos o economistas en las pieles o telas que nos cubren, no habríamos necesitado más abrigo que nuestra piel y nuestros pelos, como el resto de los animales.
Pero el hambre.
Todos los animales compartimos esta necesidad de interrumpir una vida para nutrir la nuestra.
Promete el profeta Isaías que un día "habitará el lobo con el cordero, la pantera se tumbará con el cabrito, el novillo y el león pacerán juntos; y un muchacho pequeño los pastoreará". Para eso, para lograr la paz, no tiene que existir el hambre. No significa que tiene que estar saciado, que no debe haber gente pobre. Significa que no tiene que existir la sensación, la necesidad.
Mientras tanto, esperamos la venida del Señor, la paz, felicidad e inexistencia de necesidades, en este tiempo de Adviento. Comiéndonos -los elegidos, los que entramos en tan alta categoría- a Dios sacramentado.

sábado, 29 de octubre de 2011

La rara araña amaga

-¡Basta! ¡Pará!
-¿Qué te pasa?
Fundido en negro. Tres primeros planos sucesivamente más cercanos a una aguja segundera. La onomatopeya:
-Tac
-Tac
-Tac
-Dale, qué pasa…
Sobre la cama, ella es una marioneta desnuda sin titiritero: las piernas extendidas hacia adelante, los brazos flojos a los costados, la cabeza sobre el pecho tras la mata de pelo que cubre sus pechitos turgentes. La iluminación parece ser más oscura en esta toma; más anaranjada.
No entiende por qué ella lo eligió. Desde el comienzo –un recuerdo difuminado bajo unos rayos celestes de la misma luz del vestido que yace ahora a los pies de la cama- sintió que ella se aferraba a un error y se obligaba a convertirlo en real. Pero ¿qué podía hacer? Una mujer lo escogía y se le entregaba. Pobre, qué sé yo, pero qué bueno.
Y qué malo, sin azul, sin luz y sin vestido. Sin rostro, ni siquiera preocupado, disfrazado de pelo. Sin comienzo, siquiera, pero sobre todo sin acabar. Y tendría que pagar lo mismo.
Primerísimo primer plano a labios de hombre que se mueven muy lentamente, silencio ahogado y grave.
Primerísimo primer plano a labios de hombre que se mueven a velocidad normal.
-Voy al baño un segundo. Andá visitiéndote. Yo pago.
El baño es solo sonido de agua. Sus paredes deben estar hechas de cataratas. El depósito en su recarga se une a la canilla. Sonido que corre con mayor o menor ímpetu a cada instante, del que surge un tufo que brota en sudor, en pis, en lágrimas.
La misma imagen al salir del baño, tal vez un poco más amarilla. Ahora solo la mujer desnuda y una voz de hombre.
-Bueno… suerte…
La mano lentísima se acerca al picaporte, al tiempo que crece el sonido del leitmotiv de Tiburón.
-¡Adán! ¡Adán!
Ojos azules abiertos de par en par que miran levemente hacia la derecha. Ojos abiertos de par en par que miran groseramente hacia la derecha. Ojos abiertos de par en par sobre cara bañada en sudor que miran levemente hacia la izquierda.
Niña dulce y rosada, púdica y atrevida a la vez, que posa su índice sobre su sonrisa en imitación de un comerse las uñas.
Terror personificado con plano inclinado sobre el hombre que, de espaldas a la puerta, se aferra a ella buscando una escapatoria alternativa.
-¿Sí, Ana?
-Adán… ya…
- ¿Ya qué?
Niña dulce y rosada que mece su torso de derecha a izquierda y viceversa. Primer plano a los pezones danzantes.

domingo, 14 de agosto de 2011

Fragmentos de imágenes.
Qué extraño es el destino.
Un ojo, dos bocas,
cuatro ojos, dos tonos de piel.
Sonrisas enamoradas
actuadas
reales.
Miedo juguetón,
vida al aire libre, en trenzas, en musculosa,
en barba y pecho velludo.
Performance para la eternidad.
A veces
sigo pensando
que en el fondo era más fácil
obligarse a ser otro
para ser uno mismo.

domingo, 24 de julio de 2011

La última prosa: esto no es un poema

La última prosa: esto no es un poema: "tomá mis ojos, completamente desprendidos de sus retinas te los doy quizás así puedas ver al mundo como lo veo yo tan transparente todo..."

Liiiinnnndo